Aprendizaje experiencial
¿Qué es el aprendizaje experiencial?
El aprendizaje experiencial parte de una idea poderosa: aprendemos mejor cuando hacemos. No se trata únicamente de recibir información, sino de vivir situaciones que exigen reflexión, toma de decisiones y aplicación práctica.
Este enfoque se nutre de referentes como John Dewey, Jean Piaget y Malcolm Knowles, y alcanzó una de sus formulaciones más claras en el Ciclo de Aprendizaje Experiencial de David Kolb (1984). Su valor radica en que conecta teoría y práctica, permitiendo que el conocimiento se convierta en acción y que la acción genere nuevos aprendizajes.
En entornos organizacionales, el aprendizaje experiencial no sustituye a la formación tradicional, sino que la complementa: mientras los programas estructurados entregan conceptos y marcos, las experiencias ayudan a practicarlos, validarlos y convertirlos en comportamientos sostenibles.
El Ciclo de Kolb como marco de referencia
El modelo de Kolb describe el aprendizaje como un ciclo continuo con cuatro etapas:
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Experiencia concreta: vivir una situación real o simulada.
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Observación reflexiva: analizar lo que ocurrió, identificar aciertos y oportunidades de mejora.
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Conceptualización abstracta: extraer principios y buenas prácticas que den sentido a la experiencia.
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Experimentación activa: aplicar lo aprendido en un nuevo contexto.
Este ciclo no es lineal: puede iniciarse en cualquiera de sus etapas y repetirse tantas veces como sea necesario, generando una espiral de mejora y adaptación.

Aprendizaje experiencial y el aprendizaje de adultos
El aprendizaje de adultos, también conocido como andragogía, parte de la premisa de que las personas adultas aprenden de manera diferente a los niños: necesitan comprender el propósito de lo que estudian, relacionarlo con su experiencia previa y contar con la posibilidad de aplicarlo de forma inmediata en su entorno.
Autores como Malcolm Knowles destacan que el aprendizaje adulto es más efectivo cuando responde a necesidades reales, es participativo y fomenta la autonomía.
En este sentido, el Ciclo de Kolb encaja de manera natural con los principios de la andragogía porque:
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Parte de situaciones concretas que reflejan los retos diarios de los profesionales.
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Invita a reflexionar activamente sobre la experiencia y no limitarse a escuchar teoría.
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Facilita que los participantes extraigan conclusiones propias y las apliquen de inmediato en su trabajo.
Por eso, el aprendizaje experiencial resulta especialmente poderoso en entornos organizacionales: no solo transmite conocimiento, sino que fortalece la capacidad de los equipos para adaptarse, tomar decisiones y transformar la forma en que trabajan.
Beneficio del aprendizaje experiencial en las organizaciones
Cuando las organizaciones incorporan el aprendizaje experiencial en sus programas de desarrollo, los beneficios trascienden la adquisición de conocimiento. Se generan cambios visibles en la forma de trabajar, en la cultura y en los resultados. Entre los principales beneficios destacan:
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Mayor retención del conocimiento: al vivir situaciones y reflexionar sobre ellas, las personas recuerdan y aplican lo aprendido con mayor facilidad que cuando solo lo reciben de forma teórica.
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Cambio de comportamientos: el aprendizaje experiencial no se limita a transmitir información; facilita que los equipos adopten nuevas formas de actuar, comunicarse y colaborar.
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Desarrollo de habilidades transversales: fomenta competencias clave como liderazgo, trabajo en equipo, adaptabilidad y gestión de conflictos.
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Espacios seguros para experimentar: permite a los participantes equivocarse, recibir retroalimentación y ajustar sus acciones sin temor a repercusiones negativas.
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Mayor compromiso de los equipos: al estar involucrados activamente en el proceso, las personas se sienten protagonistas y parte de la solución.
Para las organizaciones, este enfoque representa una ventaja estratégica: el aprendizaje deja de ser un evento aislado y se convierte en una palanca de transformación sostenible, alineada con los objetivos del negocio.
Del aula a la acción: el impacto en la transformación organizacional
Uno de los mayores desafíos en cualquier proceso de formación es asegurar que el conocimiento adquirido no se quede en el aula, sino que se traduzca en nuevas formas de trabajo dentro de la organización. En este sentido, el aprendizaje experiencial actúa como un puente entre la teoría y la práctica, acelerando la transferencia del conocimiento hacia la acción.
En procesos de transformación digital, cultural o de TI, esta transferencia es crítica. No basta con que los equipos comprendan marcos de referencia como ITIL®, Scrum o DevOps: necesitan interiorizarlos, practicarlos y adaptarlos a su propio contexto organizacional. El ciclo de Kolb facilita ese proceso porque conecta la vivencia con la reflexión, y la reflexión con la aplicación inmediata en el día a día.
El impacto se evidencia en tres niveles:
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Individual: cada persona gana confianza para aplicar lo aprendido, mejorando su capacidad de decisión y adaptación.
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Equipo: los grupos fortalecen la colaboración, la comunicación y la alineación con objetivos compartidos.
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Organización: se consolida una cultura de aprendizaje continuo y de mejora, que permite sostener los cambios más allá de un proyecto puntual.
De esta manera, el aprendizaje experiencial no solo apoya la formación de competencias, sino que se convierte en un acelerador de la transformación organizacional, porque logra que el conocimiento se traduzca en resultados concretos y sostenibles.
Simulaciones empresariales: el aprendizaje experiencial en acción
Las simulaciones vivenciales son una de las formas más efectivas de poner en práctica el ciclo de Kolb en las organizaciones. En ellas, los equipos enfrentan escenarios realistas en los que deben tomar decisiones, colaborar bajo presión y reflexionar sobre el impacto de sus acciones.
Cada simulación genera un espacio seguro donde es posible:
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Experimentar y equivocarse sin riesgo.
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Identificar patrones de trabajo efectivos y disfuncionales.
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Traducir marcos como ITIL®, Scrum o DevOps en comportamientos observables.
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Fortalecer la colaboración entre TI, negocio y otras áreas.
¿Cuándo conviene una simulación en tu organización?
Las simulaciones son especialmente útiles cuando la organización:
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Está ejecutando o preparando una transformación digital, ágil o cultural.
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Enfrenta dificultades de alineación entre TI y negocio.
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Necesita movilizar emocionalmente a los equipos para ganar compromiso.
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Identifica disfunciones de colaboración o liderazgo en sus equipos.
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Está bajo presión de resultados: entregas tardías, baja satisfacción de clientes o retrabajo constante.
Beneficios organizacionales del aprendizaje experiencial con simulaciones
Implementar simulaciones en una estrategia de desarrollo organizacional aporta beneficios tangibles:
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Mayor retención y aplicación del conocimiento, gracias a la vivencia directa.
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Cambio de comportamientos, no solo acumulación de información.
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Desarrollo de habilidades transversales como liderazgo, colaboración y adaptabilidad.
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Entornos seguros para experimentar, equivocarse y aprender.
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Compromiso emocional y cultural de los equipos con la transformación.
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Mayor alineación entre TI y negocio, facilitando la ejecución de la estrategia.
¿Por qué Kessel Pok?
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Experiencia facilitando simulaciones en empresas de todos los sectores en Latinoamérica.
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Alianzas con proveedores líderes de juegos serios a nivel mundial.
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Enfoque co-creativo: adaptamos cada simulación al contexto de tu organización.
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Integración con formación, consultoría y gestión de competencias para un impacto sostenible.
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